Marietta, la seductora by Nan Ryan

Marietta, la seductora by Nan Ryan

autor:Nan Ryan
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2003-01-10T23:00:00+00:00


Cole le besó la parte superior de la cabeza, apretó las rodillas dobladas de ella contra su pecho y la acunó como si fuera una niña temerosa. La calmó y acarició hasta que quedó tranquila y suspirando de satisfacción. Cuando eso ocurrió, le colocó una mano bajo la barbilla y le levantó la cara para poder mirarla a los ojos.

—¿Qué me has hecho? —susurró ella.

—Eso es solo el comienzo, querida —besó sus labios abiertos—. Hay más.

—No, Cole. Ya no más, por favor. He tenido suficiente.

—Acabamos de empezar —repuso él. Levantó una mano de ella, le besó la palma y la bajó hasta su erección.

Marietta sintió aquella fuerza increíble bajo su mano y se estremeció.

—Desabróchame el pantalón. Tócame —susurró él.

Marietta luchó con los botones. Cole le dejó intentarlo un momento; luego sonrió y asumió él la tarea.

Con la boca pegada a la de ella, desabrochó los pantalones, bajó los calzoncillos blancos por su vientre moreno y liberó el miembro erecto. Luego, llevó la mano de Marietta hasta él.

La joven, admirada por su calor y su dureza, separó los labios de los de él.

—Pero es muy grande... —dijo—. Eres enorme. Cole sonrió.

—No temas; nos acoplaremos muy bien juntos.

—No sé si yo...

Colé la silenció con un beso. Con una mano encima de la de ella, guió sus dedos esbeltos arriba y abajo de la erección. Cuando sintió que no podía esperar ni un segundo más a estar dentro de ella, le apartó la mano con brusquedad.

Marietta se separó y lo miró confusa.

— ¿No te gusta que te toque? —preguntó con inocencia.

—Claro que sí, muñeca, pero si sigues así, terminaré en tu mano.

Marietta retiró la mano con rapidez y frunció el ceño.

— ¡No te atreverías! —exclamó, escandalizada.

—Entonces ayúdame a desnudarme —levantó las caderas de la manta y empezó a librarse de los pantalones y la ropa interior.

Marietta no lo ayudó, sino que se quedó mirándolo con curiosidad. Pocos segundos después él estaba desnudo y ella contuvo el aliento cuando la estrechó contra sí.

—Confía en mí —susurró él—. No te haré daño. Esperaré hasta que estés preparada para mí.

Se tumbó frente a ella en la manta, apretó su cuerpo desnudo contra el de ella, haciéndole sentir adrede el tamaño y la dureza de su erección. Marietta dio un respingo al notar el miembro viril contra su vientre estremecido. Por un momento se sintió aterrorizada. Él quería llenarla con aquella fuerza masculina.

Cole la besó y el calor envolvente de su boca la hizo suspirar y apretarse más. Sintió la mano de él bajar por su espalda, rozar las nalgas y deslizarse en el hueco entre ellas. Intentó protestar, pero la boca de él cubría la suya y solo pudo lanzar un gemido estrangulado.

Ese murmullo de protesta se convirtió en suspiros de placer cuando sintió los dedos de él jugando con ella, acercándose desde una dirección distinta pero logrando provocar el mismo calor increíble que la vez anterior.

Su rodilla empezó a doblarse por voluntad propia y a subir contra el cuerpo de él. Pasó una pierna por la espalda de él y lo atrajo hacia sí.



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